

Vivir en una comunidad de vecinos puede tener muchas ventajas, como gozar de más seguridad y disfrutar de elementos comunes. Sin embargo, al convivir en un mismo espacio, también es fácil que surjan roces o problemas. El ruido es una de las principales causas de conflicto entre los vecinos de una comunidad.
Podemos considerar ruido a la música alta, los golpes y sonidos estridentes desencadenados por las obras, el inherente a la celebración de fiestas o mascotas molestas. Un nivel elevado de ruido puede afectar al descanso y la tranquilidad de los demás habitantes del edificio, pero ¿qué se puede hacer ante esta situación? ¿Qué derechos y obligaciones tienen los vecinos de una comunidad? ¿Qué papel pueden jugar los abogados en la resolución de estos problemas? Vemos cada punto de manera individualizada.
Intentar la vía del diálogo
El primer paso antes de adoptar ningún tipo de medida será el de identificar el origen del ruido. En ocasiones, esto puede ser más difícil de lo que parece, ya que a menudo el ruido se transmite a través de paredes, techos y suelos, lo que complica determinar de dónde proviene exactamente. Sin embargo, una vez que se identifica el origen, se puede tomar medidas para solucionarlo.
Hay que tener en cuenta que el ruido está regulado por diferentes normativas, tanto a nivel estatal como autonómico y municipal. Todas ellas establecen unos límites máximos de decibelios que no se pueden superar en función del horario y el tipo de zona.
- La legislación europea, que es una ley de mínimos, establece que los niveles máximos de ruido serán de 55 decibelios (db) durante el día y 45 db durante la noche. Estos valores son establecidos porque se considera que a partir de los 70 db el ruido es perjudicial para la salud.
- También hay que conocer y respetar lo que establezca el reglamento de la comunidad de propietarios, si lo hay.
Ante un problema de ruido recurrente, lo más recomendable es intentar solucionarlo de forma amistosa, hablando con el vecino causante del ruido y explicándole lo molesto de la situación. Muchas veces, el vecino no es consciente de que está suponiendo una molestia, por lo que al darse cuenta puede acceder a modificar su comportamiento. También se puede recurrir al presidente o al administrador de la comunidad para que medie entre las partes.
Si el intento de diálogo no funciona, se puede pasar a una vía más formal, presentando una queja por escrito. Si tampoco se obtiene respuesta, se pueden tomar otras medidas, como apercibir al vecino, imponerle una multa o incluso iniciar acciones legales.
Recurrir a las acciones legales
En este punto, es conveniente contar con el asesoramiento de un abogado especializado en propiedad horizontal y derecho inmobiliario. Un abogado podrá orientarte sobre tus derechos y opciones legales, así como ayudarte a recopilar las pruebas necesarias para demostrar el problema de ruido. Por ejemplo, se puede solicitar un informe acústico a un técnico competente o un acta de presencia a un notario.
Un abogado también podrá representarte ante los tribunales si se decide demandar al vecino ruidoso por daños y perjuicios o por vulneración del derecho al descanso. En estos casos, se puede reclamar una indemnización económica por los daños morales y materiales sufridos, así como solicitar el cese definitivo del ruido.
Como es evidente, los problemas de ruido en las comunidades de vecinos pueden tener una solución pacífica o judicial, dependiendo del caso y de la buena voluntad de los vecinos. En cualquier caso, es importante contar con el apoyo de un abogado experto en la materia, que te guíe en los pasos a seguir y defienda tus intereses.
En Aestimatio Abogados somos especialistas en Propiedad Horizontal y Derecho Inmobiliario y podemos ayudarte a resolver cualquier conflicto relacionado con el ruido, como por ejemplo, denunciar por ladridos de perros.