Una de las cuestiones básicas en las comunidades de propietarios es el pago de las cuotas para gestionar los gastos comunes, y hoy vemos qué recoge la Ley de Propiedad Horizontal en este sentido.
En una Comunidad Horizontal, las cuotas y derramas son pagos que realizan los propietarios para cubrir los gastos comunes y las obras o mejoras necesarias en el edificio o conjunto de inmuebles.
Las cuotas suelen ser periódicas y regulares, mientras que las derramas son pagos extraordinarios que se requieren para afrontar situaciones imprevistas o inversiones importantes.
Estos recursos son esenciales para el correcto mantenimiento y funcionamiento de la comunidad, garantizando así el bienestar y la seguridad de todos los propietarios.
Las cuotas y derramas de una Comunidad Horizontal son pues las aportaciones económicas que deben realizar los propietarios de los pisos o locales que forman parte de un edificio o conjunto residencial.
Pero ¿cómo se fijan estas cuotas y derramas? ¿Qué criterios se deben seguir para que sean justas y equitativas?
El primer criterio que se debe tener en cuenta es el establecido por la Ley de Propiedad Horizontal (LPH), que es la norma que regula las relaciones entre los propietarios de una Comunidad Horizontal.
Según señala el Artículo 3 b) de esta ley, las cuotas se deben fijar en función de la cuota de participación de cada propietario en el total del inmueble, que se determina en el título constitutivo o en las escrituras de división horizontal. Esta cuota de participación se calcula teniendo en cuenta la superficie, la ubicación, el uso y el valor de cada piso o local.
Sin embargo, la LPH también permite que los propietarios puedan acordar otro criterio diferente para fijar las cuotas, siempre que sea por unanimidad y que no suponga una alteración de la cuota de participación.
Por ejemplo, se podría acordar que las cuotas se fijen en función del consumo real de agua o luz de cada propietario, o que se establezcan cuotas diferentes según el tipo de piso o local (por ejemplo, más altas para los áticos o los locales comerciales, etc).
Con las derramas se debe seguir el mismo criterio que para las cuotas ordinarias, salvo que se acuerde otro diferente por mayoría cualificada (tres quintas partes del total de propietarios y cuotas). En este caso, se podría acordar que las derramas se repartan según el beneficio o el perjuicio que suponga para cada propietario la obra o la reparación.
El primer paso para establecer las cuotas es realizar un análisis detallado de los gastos comunes de la comunidad. Es importante considerar los gastos habituales, como la limpieza, el mantenimiento, la seguridad y los servicios comunitarios.
Elaborar un presupuesto claro y realista permitirá asignar las cuotas de forma equitativa, de acuerdo con las necesidades y exigencias de la comunidad.
Las cuotas deben fijarse en función de la participación proporcional de cada propietario en la comunidad. La normativa legal y los estatutos pueden establecer la manera de calcular esta proporción, generalmente basada en la superficie de cada inmueble o en el coeficiente de copropiedad asignado a cada vivienda.
Es fundamental tener en cuenta los posibles gastos extraordinarios que puedan surgir, como reparaciones urgentes o mejoras necesarias.
Al fijar las cuotas, es importante tener en cuenta la capacidad económica de los propietarios y buscar un equilibrio justo entre las cargas de cada uno. Aquellos con inmuebles más grandes o de mayor valor no deben cargar con una carga excesiva en comparación con los demás. La solidaridad entre los vecinos es fundamental para mantener un ambiente armonioso en la comunidad.
Como ves, existen varios criterios para fijar las cuotas y derramas de una Comunidad Horizontal, pero lo más importante es que se respete lo establecido por la ley y lo acordado por los propietarios en la junta de vecinos.
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